Aunque su origen no está bien documentado, es probable que el beagle se haya originado de cruces realizados en Inglaterra entre perros de raza harrier y otros sabuesos ingleses.
Su reducido tamaño, gran capacidad olfativa y excelente disposición para el trabajo, hicieron del beagle una de las razas preferidas para cazar liebres y faisanes.
A medida que aumentó el interés por los perros de compañía, mucha gente se dio cuenta que el beagle también era una excelente mascota y que podía cumplir funciones diferentes a las del perro cazador. Es así que el beagle cobró mucha popularidad en las ciudades.
También logró mucha aceptación como perro detector de drogas y otras sustancias, y como perro de búsqueda. Además de un excelente olfato, el beagle tiene el tamaño adecuado para ser transportado con facilidad a diferentes lugares, lo que le da una ventaja sobre otras razas de perros para realizar funciones de perro detector y perro de búsqueda.
Además de todas esas funciones, el beagle ha incursionado exitosamente en el campo de los perros de asistencia. Aunque todavía no son muchos los beagles que colaboran a personas con necesidades especiales, los ejemplares que cumplen estas funciones han demostrado la versatilidad de una raza excepcional que seguirá dando mucho de qué hablar.